LOS VECINOS VAMPIROS
Erase una vez, cuatro amigos que se llamaban María, Cristina, Ainhoa e Iván.
Un día fueron a casa de Ainhoa a ver una película que se titulaba ``La caza del vampiro´´.
Cuando iban por la mitad de la película, llaman a la puerta, y saltan los cuatro a la vez: ¡yo no abro!
Se acercaron los cuatro juntos a la puerta y… era el padre de Ainhoa.
-¡Que susto nos has pegado!, saltaron los cuatro a la vez.
Después del susto que les dio el padre de Ainhoa, se fueron a dormir.
Al día siguiente, cuando se levantaron de la cama, ven que se mudan los vecinos, y que venían unos que daban bastante miedo.
Para darles la bienvenida les llevaron un pastel de calabaza.
Cuando llaman a la puerta les abrió el mayordomo y los niños le dicen:
-¡Hola, somos los vecinos de enfrente!, ¿puede darle este pastel de calabaza a los dueños de esta casa?
-Lo siento mucho, pero es que no les gustan las calabazas.
-No pasa nada, pero usted dígales que hemos venido a darles la bienvenida.
-Vale, adiós niños.
Así que los niños se fueron a casa, claro, con el pastel de calabaza.
Más tarde, les llevaron un bizcocho de limón. Y el mayordomo, les dijo lo mismo que la anterior vez.
Y los cuatro niños se volvieron a ir a casa con el bizcocho.
Y los niños le preguntón que les gustaba de comer y les dijo:
-Les encantan las verduras
-Vale. ¿Y para beber que les gusta?
-Les gusta un líquido rojo.
-Adiós. Dijeron los niños.
-Adiós. Dijo el mayordomo.
Los niños pensaban que eran unos monstros, así que buscaron información en internet. Encontraron un libro, y le compraron.
Al día siguiente llega el cartero y salen a por el paquete que había dejado el cartero.
¡Era el libro! Subieron a la habitación de Ainhoa y buscaron más información. En el libro, ponía: ``Los vampiros solo les gustan las verduras´´
Y salta Cristina:
-¡Son vampiros!
Por la noche de repente llaman a la puerta.
¡Eran los vecinos vampiros!
Y los niños les preguntaron:
-¿A qué venís?
-Venimos a ver a tu padre.
-Vale, ¡papa, te llaman los vecinos nuevos! Dijo Ainhoa
-¡Vale hija, ahora voy! Dijo el padre de Ainhoa
Luego se fueron a la habitación de Ainhoa.
Cuando paso un tiempo los vecinos ya se habían ido, y el padre de Ainhoa no estaba.
Le buscaron por todas partes, pero no había ni rastro del padre de Ainhoa y salta María y Cristina a la vez: ¡En la casa de los vampiros!
Cuando llegaron a la casa de los vampiros, llamaron a la puerta, y les abrió el mayordomo.
Los niños le preguntaron, que si sabia donde estaban los vecinos, y les dijo que si lo sabía.
-Los dueños de esta casa, están en el cementerio
Cuando llegaron al cementero vieron a los vampiros enterrando al padre de Ainoa; lo más curioso era que estaba vivo.
De repente Cristina ve en el suelo cuatro estacas y repartió una a cada uno. Dice Ainhoa:
-Cuando diga tres, les clavamos las estacas a los dos vampiros.
-Uno, dos y tres, dijo Ainhoa.
Saltaron y les mataron.
Luego desenterraron al padre de Ainhoa y se fueron a casa.
Al día siguiente pusieron la casa en venta.
Cuando paso un mes, más o menos, la compraron una pareja con dos niños. ¡Eran todos majísimos!
Los niños se hicieron amigos y jugaban siempre juntos.
Autora: Alba García.
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